En el rugby de hoy, la fortaleza mental de los protagonistas resulta tan o más determinante que su entrenamiento físico. En esta columna, la licenciada Alejandra Florean nos habla acerca de la importancia de aprender a controlar características individuales como la ansiedad, la concentración y el nerviosismo ante las presiones.
.- El Rugby es un deporte de equipo que requiere de sus deportistas importantes habilidades individuales y colectivas.
Entre las distintas características individuales comprende destrezas físicas como resistencia, fuerza, velocidad, y también habilidades psicológicas como concentración, fortaleza mental, flexibilidad y rapidez en toma de decisión.
Desde lo grupal exige además de la técnica y la táctica, de compañerismo, la colaboración y la comunicación.
El Rugby de hoy reclama al deportista que sea cada vez más fuerte, más rápido desde los dos aspectos tanto físico como mental por lo que se requiere una gran preparación física y también una preparación psicológica.
Sabemos que sin entrenamiento físico no puede haber buen rendimiento, pero también debemos saber que el cuerpo y la mente son una unidad indivisible, por lo que junto a este entrenamiento deberíamos considerar el entrenamiento mental.
El deportista debería entrenar paralelamente a lo físico ciertas variables psicológicas que afectan su desempeño en la competencia y su rendimiento, tales como concentración, atención, fuentes de presión, fuentes de estrés, motivación. Variables que su no consideración al momento de la competencia podrían reflejarse en pérdida del foco atencional, aburrimiento, cansancio, falta de rapidez en toma de decisiones, capacidad de análisis, dispersión, y quizás hasta posibles causa de lesiones.
Muchas veces la diferencia en el rendimiento, a igual entrenamiento físico y técnico, está en el plus que es la fortaleza mental.
Las exigencias que plantea el deporte en la actualidad son demasiado elevadas y quizás no se vean recompensadas en los triunfos, por lo que muchas veces se termina abandonando el deporte sobre todo en los deportistas más jóvenes donde la frustración, el enojo, las dudas y la autocrítica se tornan angustiantes al no cumplimentar el potencial requerido.
Lo cierto es que no hay una formula última y acabada para lograr el rendimiento óptimo pero sí se puede crear ese ambiente interno ideal para lograr un buen rendimiento de acuerdo a los potenciales individuales.
La competencia es el espacio que se crea para poner en práctica todo lo entrenado, lo trabajado física y tácticamente, es una experiencia única e irrepetible, por lo que todo aquello que logremos entrenar mentalmente colaborará a hacer de ésta una experiencia mucho menos exigente, con muchas menos presiones y mucho más placentera.
La competencia mas difícil que se puede plantear es la competencia con uno mismo, es la batalla fundamental:
“Cada uno puede ser su más difícil oponente".
Para ganar la batalla o por lo menos tener herramientas para hacerle frente se debería trabajar sobre:
· La forma de pensar del deportista, aquellas formas inadecuadas de pensamiento como "no puedo cometer errores", "tengo que salir a ganar sí o sí".
· Los pensamientos anticipadores de ansiedad sobre la competencia, la posible derrota que desencadenan pensamientos e imágenes negativas.
· El auto-dialogo incorrecto, como generalizar situaciones "si no gano no sirvo para nada", "ya una vez me fue mal, así que seguro sigo mal".
· La concentración, poder mantener la concentración durante toda la competencia, tratando de evitar aquellos distractores que influyen generalmente.
· Evitar que las fuentes de presión me carguen de pensamientos negativos o de ansiedad, sobre todo la presión que se impone uno mismo.
Por todo esto el más difícil rival es el propio deportista, ya que los propios pensamientos, las presiones internas, influyen en el camino al mejor rendimiento.
Dedicarle poco tiempo al desarrollo de las habilidades psicológicas puede ser hasta natural.
Porque se piensa que hay habilidades que no se pueden desarrollar.
Porque no se sabe como desarrollarlas.
O si se tiene que trabajar con la mente es porque algo anda mal.
El Rugby es un deporte con alta predisposición y exigencia física pero también conlleva un alto porcentaje de fortaleza mental, por lo que si trabajamos ésta área no es porque algo anda mal en la cabeza sino todo lo contrario.
Si se logra experimentar las siguientes sensaciones en competencia:
Relajado y suelto
Sensación de calma y quietud interna
Tranquilo, sin ansiedad
Optimista y positivo
Sensación de diversión y placer
Sentirse en el aquí y ahora
Sentir el control de sí mismo
Seguramente se logrará un estado óptimo de rendimiento.
Lo ideal sería que el equipo como tal experimente estas mismas sensaciones, cada uno cumpliendo con su rol y haciendo de la competencia, un lugar de juego y de placer por el deporte que es lo que caracteriza al Rugby.
Entonces, la fortaleza mental es una habilidad adquirida, se requiere tanto entrenamiento y dedicación como para las habilidades físicas: trabajo duro, comprensión y práctica.
“Ser mentalmente fuerte se puede lograr”
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